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Escornalbou nos adentra en una época en que la burguesía acomodada habilitó antiguos edificios históricos para convertirlos en sus residencias. Así, el 1911, Eduard Toda compró el antiguo monasterio de San Miquel de Escornalbou y lo restauró con total libertad.
La visita nos permite conocer el ambiente de una casa acomodada a principios de siglo XX, donde se reunieron las principales figuras de la Renaixença invitadas por Toda. A los diferentes aposentos quedan muestras de las colecciones que Toda había reunido en sus viajes. Vicecónsul en Macao, Hong Kong y Shangai, y cónsul en Egipto, aprovechó estas experiencias para conocer diferentes culturas. Se interesó especialmente por el antiguo Egipto: participó en las excavaciones de Tebas y reunió una colección privada de arte egipcio que cedió al Museo Arqueológico Nacional de Madrid y al Museo Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú.
Algunas piezas nos descubren también el interés que la Renaixença despertó por la historia de Cataluña y en especial del monasterio de Poblet.
En medio de la peculiar interpretación que Toda dio al antiguo conjunto, se entrevén los restos del monasterio. Fundado el 1153, el monasterio de San Miquel de Escornalbou fue el centro de la baronía que reunía los pueblos de Duesaigües, Riudecanyes, Vilanova d'Escornalbou, l'Argentera, Colldejou, Pradell de la Teixeta y la Torre de Fontaubella.
Toda preservó algunos elementos, como la iglesia y el claustro, a pesar de que lo reformó para convertirlo en un jardín desde donde disfrutar de una de las mejores vistas de las comarcas de Tarragona.
Entre el parking y el Castillo hay una subida con bastante inclinación pero avisando con antelación se puede subir en coche o furgoneta hasta arriba.
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